sábado, 29 de junio de 2013

causar destinos. CAUSAR DESTINOS.

 Dejaré sin más que aliento a aquella persona capaz de inmortalizar el amor. Desnudaré, pues, de sus superficialidades la mente. Tan sólo unas palabras hacen falta para comprender su verdadero sentido de vida; no más que basado en su propia suerte de ser.
 Hoy me dejás sin voz a mí. Escucho mi respiración. Fuerte. Muy fuerte. Y cada vez más. Entrecortado veo tu cuerpo arrimándose en un sinfín de pájaros volando al rededor de mi torso. Me siento desnuda, fulminada por esos millones de ojos que arden en lo más profundo de tus entrañas.



[Hoy me ves,
me haces ver.
Como a nada.
Todo.

No sé si mentís,
o es que no quiero saber.
De verdad.
Tu verdad.]

 Llueven de tu boca verbos que intentan alejarme. A propósito o no, pero yo no veo. Casi catastróficamente tu voz se convierte en palabras sin sentido que me gritan, perdiéndose en un laberinto que se enrosca en sí mismo, como sé que nunca lo han hecho.

[Hoy me toca a mí,
con o sin quererlo.
Entender tu mirar.
Vos.]

 No te importa conocerme, quererme. No te importa ser mi vida, ni siquiera ser la tuya. No te importa ocupar ni un mínimo de tu querer para pensar por los dos. Ni imaginar un poco. No te importó nunca, solamente vos. Y creo que ni eso. No te importa entender la inmensidad del Universo. No te importa tampoco formar, y saber        que es así, un cuerpo que vive, que es, que está. Y va a estar siempre en mi cabeza que, por lo contrario, no deja de dar importancia a todas las cosas que dejás tiradas en tus días sin, como si no alcanzara, dejar de importarte. ¿Te importa algo, acaso? ¡No te importa un carajo!
 Tal vez sea eso. Sí. Seguro es eso lo que me hace enojar. Que nada te importe no; lo que tanto me enoja es saber que todo eso, todo lo que no te importa, es lo que me importa a mí. Que no puedo dejar de importar. Entonces, vos te convertís en mi espejo y lo que quisiera ser.

Principio básico del amor: lo que encontramos en el otro, es lo que buscamos en nosotros.

[Hoy me dejas,
vos girás.
Sin respirar.
En tu vida.]


 Ahora ya no sé si el egoísta sos vos o soy yo. Nuestras fuerzas han sido enredadas en el limbo de mi mente, a tal punto de ambos ser ambos. Sería imposible querer separar dos almas fundidas al calor de brasas sopladas por los mismos vientos que antes iban a parar a lugares infinitamente distintos, y que hoy se unen para mantener vivo algo propenso a desaparecer súbitamente.

[Mañana vení,
yo no me voy.
Conmigo.
A ninguna parte.]


Sé que no te vas, pero igual me dejás. Espero causemos el rejunte de aires para mantener.

 Predicaré solemnes cantares a las flores que me regale, aquél que sepa comprender. Amaré, en tal caso, y sin esfuerzo. Cuando vos entiendas, bueno, yo aprenderé. Todo tu yo está en mí.



4 comentarios:

  1. A ver si entendí, te sentis mirada por alguien que te deja y la vez no te deja.
    Está claro que las emociones son algo complejo.
    Creo notar una influencia de las letras de No lo soporto, que abordan una tematica similar.
    como la de este blog.
    http://untiemposinreloj.blogspot.com.ar/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claramente es algo muy complejo, pero sí, entendiste bien.
      Sobre las influencias no puedo decir que sí ni que no, esas cosas a veces las internalizamos tanto que ni siquiera no damos cuenta cuando la hacemos ver. Es posible.
      Gracias

      Eliminar
  2. Gracias Mary por tu visita, también me gusta lo que escribís y me quedé impactada con tu otro blog de fotografías.

    =)

    ResponderEliminar